jueves, 20 de septiembre de 2012

Cuando estaba apunto de abandonar llegaste tú y todo cambio.

De repente encontré una razón para levantarme cada mañana, porque sabía que al final del día, tú me esperabas para hablar durante horas. Solo hablar. Y yo siempre he sido feliz solo con eso. Tú te convertiste, desde el principio, en mi motivo para sonreír, en mis ganas de seguir. Quizás nunca has sido consciente de ello, pero tú fuiste la cura para mis heridas, heridas del pasado que aún escocían y de qué forma... Y tú las fuiste cerrando una a una con tus sonrisas, y fuiste aliviando el dolor con tu voz, con palabras dulces.


No hay comentarios:

Publicar un comentario